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Trigo: pautas para una adecuada aplicación de nitrógeno 

El nitrógeno es el principal elemento requerido para la producción de trigo, siendo definitorio en etapas avanzadas, pero también en etapas tempranas como macollaje. Una adecuada estrategia de fertilización fraccionada, ayudará a mejorar el rinde y la calidad de la proteína del grano.

El Nitrógeno (N) es el elemento más importante en los cereales de invierno, considerando la magnitud de su demanda y las pérdidas de rendimiento que ocasiona su deficiencia. Este elemento es sumamente dinámico, por lo que está sujeto a diversas vías de pérdida. La volatilización del gas amoníaco (NH3), y la lixiviación de este nutriente hacia capas profundas de suelo son las principales vías de salida de N en los sistemas agrícolas, provocando una baja eficiencia de los fertilizantes. 


Ante una campaña de trigo que genera gran expectativa, el desafío es aprovechar la coyuntura para lograr la máxima rentabilidad. Sabiendo que la fertilización nitrogenada es un factor fundamental para lograr altos rendimientos y calidad de grano, es indispensable apuntar a lograr un óptimo manejo del cultivo, respondiendo eficientemente a cubrir sus necesidades de nitrógeno en los momentos de mayor demanda.


Las buenas prácticas del manejo nutricional del trigo se basan en respetar la dosis, conocer los momentos de aplicación, entender el sitio de localización y conocer la fuente de nutrientes.


Especialistas en fertilización señalan que, a escala nacional, las dosis promedio de nitrógeno aplicadas están muy por debajo de los requerimientos del cultivo. Lo que motiva que la brecha entre el rendimiento posible (limitado por agua) y el rendimiento realmente obtenido, sea muy amplia. Una de las causas de las bajas dosis utilizadas, es la escasa adopción del muestreo de suelo y de metodologías apropiadas de diagnóstico como herramientas para la toma de decisiones. Un muestreo indica que solo el 30/ 35 % del área cultivada con trigo es analizada para conocer los niveles de nutrientes del suelo. Para determinar de manera correcta la dosis óptima de nitrógeno, un adecuado diagnóstico debe contemplar la disponibilidad inicial de nitratos en suelo a la siembra y el aporte por mineralización durante el ciclo del cultivo.

 

En algunas situaciones, los excesos hídricos al comienzo del ciclo del cultivo pueden causar pérdidas de nitrógeno aplicado en estadios iniciales, lo cual derivan en pérdidas de rendimiento y bajos contenidos de proteína y gluten. Una estrategia para evitarlo es realizar aplicaciones fraccionadas, especialmente entre comienzos y fin de macollaje, y luego en hoja bandera.

 

Decidiendo el mejor momento para fertilizar

El momento de aplicación del fertilizante nitrogenado es muy importante en la definición de calidad. Las aplicaciones deberían efectuarse sincronizando y adaptándolas para que coincidan con las demandas del cultivo. Por lo general, un trigo absorbe el 30% de la demanda total de N hacia el comienzo de la elongación del tallo y otro tanto hacia la floración. Un buen manejo debe aportar suficiente N para lograr un adecuado macollaje a principios de la primavera, que resulte luego en una rápida absorción por el cultivo desde el comienzo de la extensión del tallo principal. La disponibilidad de fertilizantes nitrogenados se reduce en las capas superficiales del suelo cuando estas se secan, pero la absorción de N puede reanudarse después de una lluvia.


En general, las dosis aplicadas hasta fin de macollaje o principios de encañazón afectan principalmente el rendimiento, mientras que aplicaciones más tardías –desde mediados de encañazón hasta hoja bandera/floración– influirán principalmente en el contenido y calidad de la proteína del grano.

 

La fertilización foliar complementaria es una práctica habitualmente recomendada por especialistas, utilizada en cultivos intensivos y extensivos en todo el mundo. Sus ventajas comparativas de la absorción foliar respecto a la aplicación de los formulados sólidos son: independizarse de las necesidades de lluvias, combinar su aplicación con la de los herbicidas y/o fungicidas para el correspondiente control de malezas y enfermedades presentes y disminuir el tiempo operativo.


Los fertilizantes de emulsión líquida con nanominerales de alta pureza, tienen como beneficio que se usan dosis muy reducidas y con una velocidad de reacción mayor y perdurable, simplificando el manejo y optimizando costos operativos.


El MIST-N®, es una suspensión de nanopartículas minerales, con una elevada concentración en base seca de nitrógeno (18%), azufre (4%), calcio (10%) y magnesio (5%), a la que se le suman trazas de boro. Como fertilizante líquido, puede ser aplicado por pulverización al fin del macollaje, con el surco completamente cubierto, sin inducir estrés en la planta, y no posee fitotoxicidad. Al ser una fuente de alta pureza, cuenta con la practicidad de requerir bajas dosis respecto a otras alternativas, permitiendo optimizar su gestión y transporte.


Un ensayo realizado durante la campaña 2019-20 en Rafaela, Santa Fe, sobre trigo de variedad DM Algarrobo, con el principal objetivo de evaluar la efectividad sobre una de aplicación de Nano-fertilizantes y su impacto sobre el incremento de rendimiento y la eficiencia de uso del nitrógeno, obtuvo los siguientes resultados con una aplicación foliar de Mist N a fines del macollaje:

Otros ensayos realizados durante el 2021 en trigos sembrados en un lote de producción de la EEA INTA Marcos Juárez, evaluaron el comportamiento de distintos tratamientos con fertilizantes en aplicación foliar con fertilización base. El tratamiento C (doble aplicación de 3 lts/ha Mist Kuma) mostró el mayor valor de rendimiento de grano, sobre el testigo, todos con aplicación de base de 120 kg/ha MAP + 100 kg/ha UREA.

El MIST-KUMA®, es una dispersión de nanopartículas minerales con una adecuada concentración de N de diversas fuentes: Urea, KNO3 y Ca(NO3)2. El Nitrógeno contenido más el calcio, el magnesio y el azufre generan la sinergia que acompaña el crecimiento de los cultivos y puede ser aplicado en cualquier momento sin inducir estrés en la planta.

En cultivos de alto rendimiento, el ajuste de la fertilización nitrogenada es una práctica compleja, que contempla calibrar dosis y oferta total, pero además momentos, fuentes y formas de aplicación. El óptimo es una condición sitio-específica, que puede variar entre cultivos, localidades y campañas.  En su expresión más simple, la necesidad de fertilización surge como la diferencia de la demanda de N del cultivo menos el suministro de N por el suelo, ajustando la cifra según las ineficiencias propias del tipo de fertilizante y del método y momento de la aplicación.

 

La fertilización foliar es una herramienta eficiente a la hora de garantizar la nutrición necesaria en el momento apropiado. Garantizar la eficiencia en el uso del N por parte del cultivo, depende principalmente no solo de la disponibilidad, sino también de la capacidad del cultivo para incorporarlo y metabolizarlo. Entendiendo la eficiencia de uso del nitrógeno (EUN) como el aumento en el rendimiento logrado por cada unidad de N aplicada, la nanotecnología permite elevar la capacidad de incorporación del nutriente por parte de la planta, impactando directamente en el rendimiento.

 

Por lo tanto, el MIST-N®, como el MIST-KUMA, ofrecen beneficios no solamente al cultivo sino a su manejo. Con su presentación en Bag in Box de 15 litros, permiten armar un palet estándar de 56 unidades (840 litros), fácilmente transportable en camioneta y cuyo rendimiento permitirá cubrir más de 200 hectáreas. Además, su facilidad de aplicación, permite utilizar los sistemas de pulverizaciones terrestres y aéreos junto con otros tratamientos.