El rendimiento del sorgo depende en gran medida de las propiedades físicas y químicas del suelo. La compactación, las deficiencias nutricionales y la presencia de suelos salinos-sódicos constituyen limitantes crecientes en distintas regiones. La incorporación de enmiendas con nanominerales, como MIST TPS78®, se presenta como una estrategia innovadora para restaurar la estructura y funcionalidad del suelo, mejorando las condiciones de implantación y el desarrollo inicial del cultivo.
El sorgo vuelve a ganar protagonismo en la agricultura argentina. Su rusticidad y versatilidad lo convierten en una alternativa estratégica en años de incertidumbre. Sin embargo, aun tratándose de un cultivo más tolerante que otros, alcanzar buenos rendimientos depende en gran medida del suelo. Compactación, deficiencias nutricionales y la creciente presencia de suelos salinos-sódicos son limitantes que no se pueden pasar por alto. Frente a este escenario, tecnologías innovadoras como MIST TPS78® ofrecen herramientas concretas para mejorar la estructura y funcionalidad del suelo, asegurando un arranque parejo y un ciclo más estable.
El sorgo tiene fama de ser un cultivo “todo terreno”. Es cierto: se adapta mejor que otros a la falta de agua, a altas temperaturas y a ambientes restrictivos. No obstante, su potencial de rinde se expresa con mayor fuerza en suelos francos, con buena estructura, aireación y profundidad efectiva. Allí las raíces pueden explorar mejor el perfil en busca de agua y nutrientes, una ventaja clave para enfrentar los clásicos “baches hídricos” del verano.
En suelos arenosos, de baja capacidad de retención, el cultivo queda más expuesto a los déficits, mientras que en suelos pesados y arcillosos los problemas de compactación y drenaje complican la aireación radicular. Por eso, más allá de la genética y del manejo, la salud del suelo sigue siendo el cimiento sobre el cual se construye la productividad del sorgo.
Suelos salinos-sódicos: una limitante creciente
En varias regiones agrícolas de Argentina, especialmente en el oeste bonaerense, la pampa deprimida y sectores con antecedentes de inundaciones o anegamientos, se observa con mayor frecuencia la problemática de los suelos salinos-sódicos. Estos ambientes se caracterizan por el exceso de sodio en el complejo de intercambio, lo que ocasiona dispersión de partículas, pérdida de estructura y problemas de compactación, con menor infiltración y aireación.
Los altos valores de pH reducen la disponibilidad de nutrientes esenciales como fósforo y zinc, mientras que la toxicidad por sodio interfiere con la absorción de otros elementos. Estas condiciones incrementan el riesgo de encharcamiento y erosión, generando ambientes inestables que restringen el crecimiento radicular y disminuyen la eficiencia en el uso de agua y fertilizantes.
Si bien el sorgo tiene mayor tolerancia relativa a la salinidad en comparación con maíz y soja, la presencia de suelos salinos-sódicos limita asimismo su productividad, especialmente cuando la salinización se combina con compactación y anegamientos.
Recuperación de suelos con tecnologías nanoparticuladas: el caso de MIST TPS78®
Una de las estrategias más eficientes para mitigar las limitantes de los suelos salinos-sódicos es la aplicación de MIST TPS78®, una enmienda basada en nanominerales de alta pureza de calcio y azufre. Su acción se basa en desplazar el sodio de los sitios de intercambio catiónico y favorecer su lavado con lluvias o riego, reduciendo su concentración en la zona radicular. Estos elementos que cumplen así un doble rol: mejorar la estructura física del suelo y aportar nutrientes esenciales para el cultivo. Esta combinación permite reducir problemas de compactación y encostrado superficial, a la vez que promueve un ambiente radicular más favorable. Además, el aporte de azufre y calcio tiene beneficios directos sobre la nutrición del sorgo, que requiere niveles adecuados de ambos nutrientes para sostener el rendimiento y la calidad del grano y el forraje.
El uso de MIST TPS78® resulta particularmente recomendable en lotes que han sufrido procesos de salinización secundaria o anegamientos, donde el sodio ocupa los sitios de intercambio desplazando al calcio y deteriorando la estructura del suelo. Su aplicación restaura progresivamente la calidad edáfica, permitiendo que el sorgo —un cultivo estratégico para diversificar ambientes y estabilizar la producción— pueda expresar su potencial genético y responder de manera eficiente a la fertilización.
Desde su presentación en Bag in Box de 15 litros, que permite armar un pallet estándar de 56 unidades (840 litros), fácilmente transportable en camioneta y cuyo rendimiento permitirá cubrir hasta280 hectáreas.
Su aplicación permite restaurar progresivamente la calidad edáfica, sentando las bases para que el sorgo pueda expresar su potencial genético y responder eficientemente a la fertilización.
Resultados a campo
En la campaña 2022 se realizaron ensayos en lotes con serios problemas de sodicidad destinados a sorgo. Con una sola aplicación de 3 litros por hectárea de MIST TPS78®, los resultados fueron contundentes: el cultivo logró producir 2.000 kg de materia seca por hectárea, con una cobertura del 50 al 60%. En esos mismos ambientes, antes de la aplicación, la producción era prácticamente nula, limitada apenas a la presencia de “pelo de chancho”. La diferencia marcó un antes y un después, demostrando cómo la recuperación del suelo abre la puerta a que el sorgo vuelva a ser una alternativa productiva real.