Nitrógeno foliar: clave para altos rendimientos en trigo
El nitrógeno es el principal elemento requerido para la producción de trigo, siendo fundamental en etapas tempranas, como el macollaje. Una adecuada estrategia de fertilización fraccionada ayudará a mejorar el uso del N y el rendimiento.
El trigo dentro de un plan de manejo y rotaciones adecuado contribuye a mejorar las propiedades del suelo, optimiza el control de malezas y el uso del agua, y aumenta la productividad. Los altos rendimientos se logran con un follaje sano que capte la luz solar y genere fotoasimilados que se acumulan en los granos. Además, es esencial una fertilización equilibrada con macro y micronutrientes para permitir un uso eficiente de los recursos.
Numerosos factores afectan los rendimientos potenciales, como el clima, el tipo de suelo y su manejo. En algunas regiones, las condiciones permiten un potencial de rendimiento mucho más alto, y en tales casos, es crucial que el cultivo reciba los nutrientes necesarios para su desarrollo. Especialistas en fertilización señalan que, a escala nacional, las dosis promedio de nitrógeno aplicadas están muy por debajo de los requerimientos del cultivo, lo que motiva que la brecha entre el rendimiento actual y el rendimiento potencial, sea muy amplia.
Experiencias a campo logran demostrar que, con una fertilización adecuada, es posible permitir al trigo expresar mejor su potencial, disminuyendo las brechas de rendimiento.
Incremento de rendimiento en planteos de alta productividad
Un experimento liderado por Ing. Agr. Marcelo López de Sabando (MSc en ciencias del suelo), realizado durante la campaña 2023-24 en un lote con predominio de Argiudoles Típicos, ubicado en el partido de Tandil, Buenos Aires, permitió evaluar el impacto de la dosificación de aplicaciones de N. El manejo de los cultivos se realizó considerando las prácticas recomendadas en la zona, tanto en época de siembra, densidad de plantas, y control de malezas y enfermedades.
Al momento de la siembra se realizó una aplicación de 100kg/ha de DAP, 200 Kg de Urea en Z11 y una aplicación foliar nitrogenada en Z31.
Como se deduce del cuadro anterior, en la medida en que la disponibilidad de nitrógeno se incrementó, el rendimiento también lo hizo. Es interesante verificar que cuando se utilizó Mist N, el rendimiento fue superior, reflejando que el fertilizante foliar se complementó muy bien con los fertilizantes de base, potenciando el rendimiento en más de 400 Kg/Ha.
Estrategia para aumentar la eficiencia de la fertilización
Para maximizar la eficiencia de la fertilización nitrogenada (N), la disponibilidad del nutriente deberá estar sincronizada con la demanda del cultivo. Considerando que, por lo general, un trigo absorbe el 30% de la demanda total de N hacia el comienzo de la elongación del tallo, esta sincronización entre la demanda y la aplicación es clave para el correcto desarrollo del cultivo. Esta sincronización se puede lograr con aplicaciones divididas durante todo el ciclo del cultivo, ajustadas a los requerimientos de cada estado de crecimiento. Por otro lado, esta estrategia es que permite aumentar la eficiencia del uso del N, minimizando el impacto ambiental.
Las buenas prácticas del manejo nutricional se basan en respetar la dosis, conocer los momentos de aplicación, entender el sitio de localización y conocer la fuente de nutrientes.
Habitualmente se entiende a la fertilización de base como la aplicación de urea, siendo una fuente de nitrógeno no asimilable por las plantas. Para que el N pueda ser asimilado, debe existir en el suelo un proceso de nitrificación durante el cual se generan pérdidas de N por múltiples factores. Las plantas absorben el nitrógeno del suelo únicamente en forma de nitrato y amonio.
Muchos especialistas recomiendan dividir la fertilización nitrogenada en tres momentos bien diferenciados vinculados a los de mayor demanda, aprovechando operaciones específicas para evitar costos adicionales de aplicación.
Un plan eficiente debería incluir una parte del nitrógeno (N) aplicado en la siembra o previo a esta. Una segunda aplicación previa al máximo crecimiento vegetativo o fase exponencial, que en el trigo generalmente ocurre desde el comienzo hasta mediados del macollaje. El tercer momento debería realizarse antes o durante la floración, para maximizar la absorción de nitrógeno durante la formación y llenado de granos, y así aumentar el contenido de proteína y carbohidratos. Las aplicaciones nitrogenadas iniciales y durante el macollaje contribuyen al rendimiento, las aplicaciones cercanas a floración mejoran la calidad y el porcentaje de proteína de los granos.
Es importante tener en cuenta que las dosis y el momento de la fertilización con nitrógeno pueden variar según las condiciones específicas de cultivo, el tipo de suelo y la región. Se recomienda consultar a un agrónomo o experto en fertilización para determinar las dosis y el calendario de aplicación de nitrógeno más adecuados para cada situación particular.
Definiendo las fuentes
Para los momentos de definición de granos y de rendimiento, las formas más adecuadas de aplicar estos nutrientes es la fertilización foliar, ya que con la misma los diferentes elementos están altamente disponibles para cuando la planta los requiere.
Las ventajas comparativas de la absorción foliar respecto a la aplicación de los formulados sólidos son: potenciar el rendimiento; corregir deficiencias de nutrientes transitorias y a corto plazo, en momentos de alta demanda, en período crítico; superar limitantes del suelo que restringen la movilidad o solubilidad de elementos; posibilitarla aplicación junto con herbicida/fungicidas, disminuyendo tiempo y costo operativo.
Los fertilizantes de emulsión líquida con nanominerales de alta pureza, tienen como beneficio que se utilizan dosis muy reducidas y con una velocidad de reacción mayor y perdurable, simplificando el manejo y optimizando costos operativos.
MIST-N®, es una suspensión de nanopartículas minerales, con una elevada concentración de nitrógeno (27%), azufre (5,8%), calcio (14,1%) y magnesio (6,5%), a la que se le suman trazas de boro. Como fertilizante líquido, puede ser aplicado por pulverización en el estadio de macollaje y en el de encañazón, sin inducir estrés en la planta, y no posee fitotoxicidad. Al ser una fuente de alta pureza, cuenta con la practicidad de requerir bajas dosis respecto a otras alternativas, permitiendo optimizar su gestión y transporte. Lo novedoso de esta tecnología es que cede su contenido en forma progresiva, acompañando así el crecimiento y desarrollo del cultivo.