Cómo mejorar el suelo y aumentar el rendimiento del trigo

La Bolsa de Cereales informo el panorama favorable para la siembra de fina en esta campaña 25/26, esperándose un área de 6,7 millones de hectáreas para el trigo, con una producción estimada en 20,5 millones de toneladas. Ante este escenario prometedor, los suelos pueden ser un factor limitante para alcanzar los objetivos buscados. La pérdida del equilibrio ácido-base en suelos con mucha historia agrícola a través de lixiviación, erosión o acidificación, requiere un enfoque técnico de reposición.
La campaña de siembra de trigo se presenta con perspectivas optimistas, impulsadas por las recientes proyecciones publicadas por la Bolsa de Cereales. A nivel edafoclimático, las condiciones actuales resultan propicias para el establecimiento de cultivos invernales, dado que las precipitaciones registradas en los últimos meses han sido significativas en gran parte del área agrícola, permitiendo la recarga efectiva de los perfiles edáficos con agua útil para los cultivos.
Desde el enfoque de manejo sustentable y planificación de rotaciones, la inclusión del trigo resulta estratégica. Este cereal actúa como un componente clave en la prevención de procesos de degradación del suelo, tales como la erosión hídrica y eólica, al generar una cobertura eficiente a través de sus residuos vegetales. Su alta relación carbono/nitrógeno retarda la descomposición de los rastrojos, prolongando la protección física del suelo y reduciendo la pérdida de nutrientes y materia orgánica.
Adicionalmente, el trigo contribuye positivamente a la mejora de la estructura edáfica y al balance de carbono del sistema. A pesar de ser una especie C3, puede igualar o incluso superar los aportes de carbono de cultivos C4 como maíz o sorgo, gracias a su elevada producción de biomasa y a la actividad rizosférica. Esta última estimula la dinámica biológica del suelo mediante la liberación de exudados orgánicos (mucílagos, enzimas, aminoácidos, entre otros), fundamentales para la formación de agregados estables y el mantenimiento de un suelo biológicamente activo durante todo el año.
Atendiendo los suelos
La recuperación de bases como calcio (Ca²⁺) y magnesio (Mg²⁺) en suelos agrícolas es fundamental para restablecer la fertilidad del suelo, mejorar la estructura y optimizar la disponibilidad de nutrientes para los cultivos. Estas bases tienden a perderse por lixiviación, erosión o acidificación del suelo, y su reposición requiere un enfoque técnico.

El cultivo de trigo demanda condiciones edáficas específicas para alcanzar su máximo potencial productivo. Se desarrolla óptimamente en suelos de textura franca, con buen drenaje, libres de malezas, y con un pH comprendido entre 5,5 y 7,0. Desviaciones de este rango pueden provocar toxicidades (como la de Al y Mn en suelos ácidos) o deficiencias (como de B, Cu, Zn y P en suelos alcalinos). La correcta evaluación y corrección de estos parámetros resulta crítica para evitar limitantes nutricionales y fisiológicas en el cultivo.
Con el objetivo de mejorar la eficiencia productiva del trigo, es fundamental la incorporación de tecnologías innovadoras que optimicen las condiciones edáficas. En este sentido, la utilización de enmiendas nanoparticuladas representa una herramienta promisoria. Estas formulaciones, aplicadas en dosis reducidas y compatibles con tratamientos fitosanitarios, permiten modificar favorablemente parámetros críticos del suelo: reducen la salinidad, disminuyen los niveles de sodio intercambiable, corrigen el pH, incrementan la disponibilidad de nutrientes clave y mejoran la estructura edáfica mediante el aumento del contenido de calcio. Además, promueven la simbiosis micorrízica, fortaleciendo la red de absorción radicular.
La aplicación de estas enmiendas ha demostrado, en ensayos experimentales, su capacidad para desplazar el sodio fuera de la rizosfera activa, mejorando la estructura y funcionalidad del suelo. El restablecimiento del equilibrio ácido-base mediante la reposición de cationes básicos (Ca²⁺, Mg²⁺) al complejo de intercambio catiónico promueve una mejora en la estabilidad de los agregados y en la dinámica química del sistema edáfico.

MIST-TPS®, desarrollado por la empresa KIOSHI STONE, es una enmienda líquida a base de nanopartículas minerales diseñada para la restitución de bases, especialmente de calcio y magnesio de suelos con una larga historia agrícola, restableciendo la fertilidad del suelo. Su formulación resulta eficaz en situaciones que requieren reposición de cationes básicos, mejora en la disponibilidad y absorción de nutrientes, estimulación de la actividad biológica, potenciación de la micorrización y, en consecuencia, un aumento en el rendimiento final.
Este producto se presenta como una dispersión de nanopartículas de alta pureza, cuya relación azufre/calcio/magnesio deriva directamente de su fuente mineral natural. Entre sus principales ventajas se destaca su eficiencia operativa: es de fácil aplicación, más económico y preciso en comparación con enmiendas sólidas tradicionales (finas, granuladas o laminadas). La dosis recomendada varía entre 2 a 4 litros por hectárea, lo que permite sustituir grandes volúmenes de productos a granel.

Se sugiere su aplicación vía pulverización al suelo, entre 20 y 30 días antes de la siembra, con el objetivo de acondicionar el perfil edáfico y optimizar las condiciones de implantación del cultivo. Un aspecto relevante es que toda la línea TPS cuenta con certificación orgánica tanto en Argentina como en Estados Unidos, lo que respalda su uso en sistemas de producción sustentables.
A las pruebas me remito
Durante el ciclo agrícola 2023/24 se llevó a cabo un ensayo en la localidad de Balcarce, evaluando la respuesta del cultivo de trigo a distintas estrategias de fertilización. El diseño experimental contempló diversas combinaciones de nutrientes, fuentes y momentos de aplicación.

Los resultados evidenciaron altos rendimientos del cultivo, acordes con los promedios zonales. Sin embargo, el tratamiento que incluyó la aplicación presiembra de MIST-TPS® fue el único que se diferenció estadísticamente respecto a la fertilización convencional con MAP y UREA, registrando el mayor rendimiento del ensayo. Estos datos respaldan la eficacia del producto como enmienda correctiva y bioestimulante en sistemas de cultivo intensivo.
Consideraciones finales
A modo de conclusión, el correcto manejo integral del suelo es sin duda, uno de los principales factores para la producción agrícola sustentable. Cada vez más presente, el concepto “calidad del suelo” implica una visión global sobre la conservación, no solamente sobre su integridad física, sino también de sus funciones y sus características, tanto físicas, como químicas y biológicas.
La intensificación sostenible del cultivo debe contemplar no solo el manejo adecuado del cultivo en sí, sino también la recuperación y conservación de los recursos edáficos. La aplicación de tecnologías de corrección y acondicionamiento del suelo, junto con estrategias agronómicas bien planificadas, permitirá optimizar la productividad del cultivo y asegurar la resiliencia del sistema agrícola a largo plazo.