Impacto de la aplicación de boro en el crecimiento inicial de la soja
Un manejo adecuado del boro durante las etapas iniciales de la soja (V3-V6) es crucial, ya que una baja disponibilidad de este nutriente en la solución del suelo puede generar alteraciones fisiológicas y morfológicas importantes. La aplicación complementaria de boro durante las etapas vegetativas se presenta como un factor clave para potenciar el crecimiento en términos de altura, número de hojas y masa vegetal, esto les permite establecerse rápidamente y competir mejor contra las malezas.
En los planes de fertilización, muchos productores se centran únicamente en el suministro de macronutrientes, dejando de lado la relevancia de los micronutrientes, fundamentales para el desarrollo de los cultivos, como es el caso del boro (B). Desde hace tiempo, los especialistas del INTA han alertado sobre la disminución de micronutrientes en gran parte de la zona núcleo. Si bien la fertilización ha crecido considerablemente en el país, las tasas de extracción de nutrientes también han aumentado. Entre los oligoelementos, hay dos cuya reducción genera especial preocupación al comparar sus niveles actuales con los de los suelos prístinos de la región: el zinc y el boro.
Disponibilidad de boro en el suelo
La disponibilidad de este micronutriente en la solución del suelo está regulada por la reacción de adsorción del boro en los coloides del suelo. Su adsorción aumenta con el contenido de arcilla y el pH del suelo, pero su disponibilidad disminuye significativamente cuando este último supera el valor de 7,5.
La materia orgánica (MO) es la principal fuente de boro para satisfacer los requerimientos de las plantas. Tras la mineralización de la MO, el boro se libera a la solución del suelo y puede seguir distintos destinos: ser absorbido por las plantas, perderse por lixiviación o ser retenido por los coloides del suelo. No obstante, en suelos con bajos niveles de MO o en condiciones que limitan su mineralización, la disponibilidad de este micronutriente se ve notablemente reducida.
Importancia en etapas iniciales de desarrollo
El boro es un micronutriente esencial para la soja, especialmente durante el estadio vegetativo, ya que está implicado en la síntesis de compuestos fundamentales como el ADN, ARN, proteínas y fitohormonas. Este elemento, en conjunto con el calcio (Ca), desempeña un rol clave en la formación de la pared celular, facilitando la germinación del tubo polínico y la división celular. Además, el boro estimula el desarrollo radicular, el transporte de azúcares dentro de la planta, la respiración, la lignificación y la fijación de nitrógeno. Se estima que más del 90% del boro presente se encuentra en las paredes celulares, lo que destaca su importancia en el crecimiento y desarrollo del cultivo.
Otro aspecto clave del boro en la fisiología de la soja está relacionado con la formación y el correcto funcionamiento de los nódulos. En las leguminosas, el boro influye en la actividad de la enzima nitrogenasa durante la producción de nódulos, afectando directamente la fijación biológica de nitrógeno. Su deficiencia provoca una disminución del peso seco de los nódulos en las raíces, posiblemente debido a la degeneración de las membranas y paredes celulares de las bacterias simbióticas.
Investigaciones han demostrado que, para lograr una buena nodulación, no basta con inocular las semillas con bacterias del género Bradyrhizobium. Es crucial garantizar una adecuada disponibilidad de boro para que el proceso de simbiosis entre las plantas y las bacterias ocurra de manera eficiente y en el menor tiempo posible. Una comunicación efectiva entre el nódulo y la planta requiere la formación de microtúbulos (canales microscópicos) entre las paredes celulares de las células del nódulo y las de la raíz de la planta, un proceso que solo es viable con una adecuada disponibilidad de boro.
La presencia de boro también es fundamental para la formación de nódulos con paredes celulares bien estructuradas que permitan un mejor control en la difusión de oxígeno (O₂) dentro del nódulo, facilitando una mayor actividad de la enzima nitrogenasa y un suministro óptimo de nitrógeno (N). Es importante recordar que concentraciones elevadas de oxígeno en el interior del nódulo (debido a paredes celulares con bajo contenido de boro) inhiben la actividad de la enzima nitrogenasa, dificultando la fijación de nitrógeno atmosférico y su disponibilidad para la planta.
Por lo tanto, queda claramente evidenciada la importancia de realizar un manejo adecuado del nutriente boro (B) para garantizar que las plantas de soja logren un óptimo desarrollo del sistema radicular y un buen crecimiento y funcionamiento de los nódulos.
Planificando las aplicaciones
Para un adecuado suministro de boro en soja, se debe considerar el contenido del nutriente en suelo sobre la capa de 0-20 cm de profundidad, verificando mediante análisis la necesidad del aporte vía foliar en etapas clave. Debido a que el boro tiene muy baja movilidad en la planta, se recomienda la aplicación foliar, buscando llegar a la mayor cantidad posible de tejidos en la parte aérea.
Los fertilizantes que incorporan nanotecnología en su formulación ofrecen ventajas significativas frente a las formulaciones tradicionales. El menor tamaño de las nanopartículas facilita su penetración a través de las aperturas estomáticas, lo que incrementa la actividad metabólica celular y promueve el crecimiento y rendimiento de los cultivos de manera más eficiente que los fertilizantes convencionales.
Gracias a su mayor eficiencia y rapidez en la incorporación de nutrientes al cultivo, estos fertilizantes aumentan el rendimiento de forma sustentable y reducen el impacto ambiental. Las nanopartículas contribuyen a mejorar la sanidad de las plantas, minimizan la pérdida de fertilizantes al evitar fenómenos como la volatilización o lixiviación y optimizan los rendimientos al garantizar un adecuado suministro de nutrientes.
MIST B, es una suspensión de nanopartículas minerales, con una concentración de boro (2%), calcio (3,2%), magnesio (0,4%) y hierro (0,4%). Como fertilizante líquido, puede ser aplicado por pulverización a partir del estadio V4 a R1 sobre la soja, sin inducir estrés en la planta ni generar daños por fitotoxicidad. Al ser una fuente de alta pureza, cuenta con la practicidad de requerir bajas dosis respecto a otras alternativas, permitiendo optimizar la logística. Lo novedoso de esta tecnología es que el aporte de nanominerales de distinta naturaleza tiene impacto no solo en el rendimiento sino también en la sanidad del cultivo.