Argentina cuenta con condiciones ambientales diversas y favorables para la producción de alfalfa de alta calidad, además de un significativo potencial para expandir rápidamente su superficie cultivada, respaldada por tecnología avanzada. Regiones como el sur de La Pampa, Río Negro y Neuquén, anteriormente consideradas marginales o desfavorables para el cultivo de alfalfa, se han convertido en áreas productivas gracias a un manejo eficiente del riego, la corrección de suelos, el uso de variedades mejoradas y la implementación de planes de fertilización optimizados.
El rendimiento potencial se define como aquel que puede alcanzarse en un entorno sin limitaciones hídricas o nutricionales, libre de plagas y enfermedades. La disponibilidad de nutrientes, los procesos biológicos y la implementación de un plan de fertilización eficiente son factores claves para cumplir con los objetivos productivos.
La alfalfa, como leguminosa de alta demanda nutricional, requiere un suministro adecuado de nutrientes, especialmente a medida que aumenta su producción de materia seca. En sistemas de manejo intensivo, donde el aprovechamiento del forraje es máximo y el retorno de residuos al suelo es mínimo, resulta fundamental la incorporación de nutrientes tales como nitrógeno (N), fósforo (P), azufre (S) y boro (B).
En este contexto, la fertilización tiene como propósito mejorar la productividad y la calidad del forraje, prolongar el período de aprovechamiento, optimizar el crecimiento inicial y la velocidad de rebrote, así como favorecer el desarrollo de plantas vigorosas. La fertilización foliar, como complemento de la fertilización de base, contribuye significativamente a potenciar la producción de biomasa aérea y la calidad del forraje, consolidándose como una herramienta de alto impacto en la productividad de las pasturas.
Debido a sus múltiples ventajas, la fertilización foliar se está consolidando de manera sostenida como una práctica atractiva para los productores. Integrada a otras estrategias agronómicas, está orientada a la corrección de deficiencias nutricionales, promoviendo el desarrollo de los cultivos y mejorando tanto el rendimiento como la calidad del producto, constituyendo un complemento eficaz para optimizar la nutrición y cubrir las demandas específicas de los cultivos que no pueden satisfacerse exclusivamente mediante la fertilización del suelo. Su principal ventaja radica en la capacidad de suministrar nutrientes esenciales en etapas críticas del desarrollo, cuando la demanda nutricional es más elevada.
La nanotecnología en fertilización
La nanotecnología está revolucionando la agricultura al mejorar la absorción de nutrientes por parte de las plantas, acelerando su crecimiento y aumentando el rendimiento reduciendo el impacto ambiental. Las nanopartículas, al tener tamaños extremadamente pequeños, mejoran las propiedades de los nutrientes, optimizando su uso en el suelo y en el desarrollo de las plantas. Esto permite una distribución más eficiente de fertilizantes y sustancias, a través de "sistemas de entrega inteligente".
Los fertilizantes de emulsión líquida con nanominerales de alta pureza ofrecen como beneficio adicional la necesidad de dosis muy reducidas, lo que se traduce en una mayor velocidad de reacción y una acción más perdurable. Esto simplifica el manejo del cultivo y optimiza los costos operativos.
Actualmente, existen productos innovadores que utilizan nanopartículas y fertilizantes de alta pureza, los cuales pueden aplicarse mediante sistemas de pulverización.
MIST-Prado® es una dispersión de nanopartículas minerales especialmente diseñada para la nutrición de pasturas. Su formulación cuenta con una adecuada concentración de nutrientes esenciales, tanto principales como secundarios y micronutrientes, indispensables para el crecimiento y el desarrollo de las estructuras radiculares. Entre ellos se destacan el calcio, magnesio, azufre, nitrógeno, fósforo y silicio. Aunque su uso es versátil en diversas situaciones, resulta especialmente eficiente en pasturas durante la fase de crecimiento activo posterior a un corte.
Gracias a su formulación con nanopartículas, MIST-Prado® facilita el transporte de nutrientes hacia diferentes sitios dentro de la planta, induciendo respuestas fisiológicas y bioquímicas que optimizan su desarrollo. Esto se traduce en un incremento del rendimiento de forma sostenible, contribuyendo a la reducción del impacto ambiental.
Entre las ventajas operativas de este tipo de fertilizantes se destacan su independencia de altos niveles de humedad en el suelo, la optimización de costos al permitir su aplicación conjunta con herbicidas, fungicidas o insecticidas, y un importante ahorro en logística y transporte. MIST-Prado® se presenta en formato Bag in Box de 15 litros, permitiendo la conformación de pallets estándar de 56 unidades (840 litros), de fácil transporte en camioneta y con un rendimiento que puede cubrir hasta 420 hectáreas.
Eficacia demostrada a campo
Un ensayo realizado la Estación Experimental Agropecuaria de INTA Manfredi, Córdoba, buscó evaluar la producción de biomasa en cantidad y calidad, sobre un cultivo de alfalfa grupo 9, variedad Traful PV INTA Palo verde bajo la aplicación de MIST-Prado®. Con el cultivo implantado en marzo del 2021 se aplicaron dos tratamientos: Testigo: alfalfa sin fertilizar y MIST-Prado®: alfalfa con fertilizante, a razón de 2 l/ha luego del segundo, cuarto y sexto corte. Se evaluó el ciclo de crecimiento desde el 18 de noviembre de 2021 hasta el 30 de junio de 2022. En octubre a los 200 días de la siembra se realizó el primer corte, y luego se efectuaron en promedio cada 35-40 días o 520 °GDA, realizando el cuarto corte a los 768 °GDA.
Los resultados determinaron que la producción de biomasa aérea acumulada fue un 16% mayor en el tratamiento con fertilización foliar, alcanzando en promedio 24000 kg MS ha-1 mientras que el Testigo logró 20500 kg MS ha-1. En cuanto a la producción por corte, MIST-Prado® alcanzó una producción mayor con un promedio un 30% sobre el testigo en el 1er corte luego de la aplicación.
Biomasa aérea (kg MS ha-1) por corte para un cultivar de alfalfa GR9 durante el primer ciclo de crecimiento y dos tratamientos de evaluación; sin fertilización: Testigo y con fertilización foliar: MIST-prado. Las barras verticales son valores promedios ± el error estándar de la media. Letras mayúsculas distintas en sentido vertical denotan diferencias significativas entre tratamientos en cada corte (p<0,10). Las flechas negras indican el momento donde se aplicó el producto MIST-prado, es decir luego del segundo, cuarto y sexto corte.
Conclusión
Un manejo adecuado de la fertilidad del suelo y de la fertilización en el cultivo de alfalfa constituye una herramienta altamente efectiva para incrementar los rendimientos, contribuyendo a reducir la brecha entre el rendimiento actual y el rendimiento potencial. Para definir las dosis y el calendario de aplicación más adecuados según las condiciones específicas de cada lote, se recomienda consultar a un ingeniero agrónomo o a un especialista en fertilización.