La fertilización en trigo es clave no solo para el aumento de los rendimientos, sino también para mejorar su calidad. Es el cultivo extensivo más indicativo de las deficiencias nutricionales de los suelos e inclusive algunas, como el zinc, no muestran sintomatología en hojas.
En la familia de las gramíneas, el trigo de la misma manera que el arroz y
otros cereales, posee características únicas que necesitan considerarse al
momento de llevar a cabo su producción. A continuación, te compartimos algunas
particularidades a tener en cuenta al encarar la campaña.
Propiedades del suelo
El
cultivo de trigo requiere de suelos sueltos, libres de malezas, con buen
drenaje y con un pH de entre 5,5 y 7. El cultivo no soporta los terrenos
arenosos o turbosos con acidez elevada. El principal efecto de un pH muy alto o
muy bajo es que algunos nutrientes pueden estar disponibles en forma excesiva y
ser tóxicos mientras que la disponibilidad de otros puede disminuir y aparecer
como deficiencias del cultivo. En los suelos ácidos, el aluminio y el manganeso
pueden volverse muy solubles y tóxicos y, además, reducir la capacidad de la
planta para absorber fósforo, calcio, magnesio y molibdeno. En suelos
medianamente alcalinos es posible encontrar deficiencia de boro, cobre y zinc y
puede no estar disponible el fósforo.
Los
cultivos, sobre todo los de alto rendimiento, pueden ocasionar acidez al suelo
mediante la absorción de cationes básicos (Ca, Mg y K). Por lo que es clave
garantizar su reposición para una mejor implantación del trigo. Por lo tanto, para lograr un incremento en la producción, la mejora de las
condiciones del suelo es fundamental. Lograr un equilibrio ácido-base del suelo
con leves correcciones de pH, utilizando un buen corrector de suelos, es clave
para proveer una base confiable, reponiendo calcio, magnesio y azufre al
complejo de Intercambio lo cual mejora la estructura y química edáfica.
El MIST-TPS® es una dispersión de nanopartículas minerales de alta
calidad, donde la relación azufre / calcio / magnesio proviene de su fuente de
origen. A esta se le adiciona en el tratamiento azufre al 99,9% para enriquecer
la fórmula. Es altamente recomendado para alcanzar el equilibrio ácido-base del
suelo generando leves correcciones de pH. Su aplicación es recomendada mediante
pulverización a suelo, entre 20 a 30 días antes de la siembra, para ir
preparando y acondicionando el suelo al momento de recibir la semilla.
El trigo es extremadamente sensible a las deficiencias de nutrientes que, al estar en un nivel muy bajo, desencadena pérdidas en la producción. Por lo tanto, para elevar el rendimiento del cultivo, es indispensable aportar concentraciones adecuadas de nutrientes como es el caso del fósforo, del nitrógeno y del potasio. La fertilización tradicional se ha basado en aportar estos nutrientes, dependiendo de los suelos y obteniendo una concentración adecuada a las plantas. Sin embargo, el cultivo de trigo también es altamente sensible a las deficiencias en micronutrientes como el cobre, azufre, calcio y silicio. El aporte del fósforo en cantidades óptimas permite lograr forrajes y granos con mayor contenido proteico. Además, la presencia de calcio mejora la absorción de nutrientes, mientras que el azufre mejora el rinde significativamente, así como también la eficiencia en el uso del nitrógeno.
El fósforo es un elemento primordial para la producción de gramíneas invernales, por lo que es importante si se busca un buen resultado, privilegiar los productos de mayor eficiencia y calidad. Para el cultivo de gramíneas, entre ellas el trigo, recomendamos aplicar Mist P® a la siembra: este producto es una mezcla química que contiene el balance justo de fósforo, calcio y azufre (éste último rápidamente disponible para el cultivo). Se aplica a suelo por vía pulverización, pudiendo combinarse con otras aplicaciones, y gracias a su tecnología de nanopartículas, se utilizan dosis muy bajas, logrando excelentes resultados.
El
zinc es un micronutriente esencial para el crecimiento y reproducción de las
plantas ya que participa en numerosos procesos metabólicos, en la formación de
clorofila y de auxinas, además de darle resistencia a la planta en condiciones
de estrés por baja temperatura. En los últimos años se han detectado
deficiencias de micronutrientes en diferentes ambientes productivos de la
Argentina, y dentro de estos micronutrientes uno de los principales es el Zn.
Hay especialistas que indican que entre el 80% y 85% de las muestras de suelo
que están analizando muestran deficiencias de zinc, que se traducen en pérdidas
de rendimiento, debido a la importancia que tiene este nutriente para el
desarrollo de la planta. Para peor, la sintomatología típica no puede ser
utilizada como un elemento de diagnóstico, porque cuando se ve ya es tarde.
El zinc es un nutriente que no muestra las deficiencias como lo
hacen otros, por lo que podemos estar perdiendo kilos de rendimiento sin la
sintomatología típica a nivel de hoja, lo que se conoce como “hambre oculta.”
Por ello, es clave incluir este nutriente en la estrategia de fertilización para la campaña de trigo, donde en los planes de siembra siempre se incluyen nitrógeno, fósforo y en algún que otro caso azufre, pero no se tiene tanto en cuenta al zinc. Hay que incorporarlo, incluso porque tiene una respuesta notoria y de mayor magnitud en los años donde se presentan situaciones de estrés para los cultivos. Las aplicaciones de zinc suelen tener muy buenas respuestas, con mejoras de los rindes de entre 7 y 8%, sobre todo en gramíneas.
Los
fertilizantes que incluyen zinc en su fórmula pueden ser aplicados al suelo o
con aplicaciones al follaje, esperándose que las ultimas tengan mayor
eficiencia, al no interactuar el zinc del fertilizante con el suelo. MIST-Zn®
es un fertilizante foliar de alta calidad, formulado como una dispersión de
nanopartículas minerales con una adecuada concentración en zinc, potasio, silicio
y azufre. Se recomienda su aplicación en la etapa de macollaje
completo y un refuerzo al momento de espiga embuchada. Se aplica por vía
pulverización, pudiendo combinarse con otras aplicaciones, y gracias a su
tecnología de nanopartículas, se utilizan dosis muy bajas, logrando excelentes
resultados.
Importancia del nitrógeno
El
nitrógeno (N) es el principal elemento necesario en gramíneas para acercarse a
las potencialidades de rendimiento que ofrecen los genotipos actuales. Es el
nutriente clave y definitorio en etapas avanzadas, pero lo es también en etapas
tempranas como macollaje, siendo necesario que no sea limitante desde el
principio.
Por lo tanto, requiere una estrategia particular a lo largo del
ciclo del cultivo, teniendo en consideración tanto la cantidad como el momento
de mayor demanda y su forma de incorporación al sistema.
Los
fertilizantes de emulsión líquida con nanominerales de alta pureza, tienen como
beneficio que se utilizan dosis muy reducidas y con una velocidad de reacción
mayor y perdurable, simplificando el manejo y optimizando costos operativos.
El MIST-N®, es una
suspensión de nanopartículas minerales, con una elevada concentración de
nitrógeno (27%), azufre (5,8%), calcio (14,1%) y magnesio (6,5%), a la que se
le suman trazas de boro. Como fertilizante líquido, puede ser aplicado por
pulverización en el estadio de macollaje y en el de encañazón, sin
inducir estrés en la planta, y no posee fitotoxicidad. Al ser una fuente de
alta pureza, cuenta con la practicidad de requerir bajas dosis respecto a otras
alternativas, permitiendo optimizar su gestión y transporte. Lo novedoso de esta
tecnología es que cede su contenido en forma progresiva acompañando así el
crecimiento y desarrollo del cultivo.
El MIST-KUMA®, es una dispersión de nanopartículas minerales con una
adecuada concentración de N de diversas fuentes: Urea, KNO3 y Ca(NO3)2. El
Nitrógeno contenido más el calcio, el magnesio y el azufre generan la sinergia
que acompaña el crecimiento de los cultivos y puede ser aplicado en cualquier
momento sin inducir estrés en la planta.
Para una
nutrición completa, es recomendable realizar una fertilización de base y
complementarla a lo largo del ciclo con fertilizantes foliares. Un plan de fertilización debe considerar todos los nutrientes, a fin de
lograr una fertilización balanceada. Una vez cubiertas las necesidades de un
nutriente, otro nutriente puede presentarse como deficiente. Por eso es clave
realizar un seguimiento del cultivo y, garantizar la provisión de los
nutrientes necesarios a lo largo de todo el ciclo, principalmente en los
momentos de mayor necesidad.