Argentina es uno de los principales productores de alfalfa a nivel global, alcanzando unos 3,8 millones de hectáreas. En los últimos 15 años, el mercado mundial de alfalfa llegó a triplicarse, siendo los principales destinos: Japón y Corea, China y Arabia Saudita.
Nuestro país tiene variadas y excelentes
condiciones ambientales para producir alfalfa de alta calidad, además del
potencial para incrementar rápidamente su área sembrada, contando con
tecnología avanzada para ello. Zonas como el sur de La Pampa,
Río Negro y Neuquén, que se consideraban marginales o complicadas para la
producción del cultivo de alfalfa, hoy son zonas productivas gracias a un manejo
eficiente del riego junto a tratamientos de corrección de suelos, utilizando
nuevas variedades con mejor comportamiento al frío, y un plan de fertilización
eficiente.
Nutrición de la alfalfa
El rendimiento potencial es aquel que puede obtenerse sin limitantes hídricas, nutricionales, libre de plagas y enfermedades en un determinado ambiente. Los nutrientes disponibles y los procesos biológicos, junto a un plan de fertilización eficiente, son factores determinantes para alcanzar los objetivos de producción.
La alfalfa requiere en mayor medida de nitrógeno
(N), fosforo (P), potasio (K) y en menor medida calcio (Ca), azufre (S), boro
(Bo) y magnesio (Mg). La deficiencia de estos genera un impacto negativo
directo en la producción. Estos requerimientos nutricionales varían según el
nivel de producción y el manejo al que está sometido el cultivo. La alfalfa de
corte presenta altos requerimientos debido a que no existe el reciclado de
nutrientes como nitrógeno, potasio y fósforo.
Refertilización
La conservación de cultivos de calidad se logra mediante el proceso de fertilización con el cual no se pierde ninguno de los minerales y micronutrientes que deberían estar en los forrajes. La práctica de fertilización foliar, como complemento de la fertilización de base, resulta beneficiosa para potenciar la producción de biomasa aérea y la calidad del forraje, demostrando ser una herramienta que puede tener un impacto significativo en la productividad de las pasturas.
La fertilización foliar tiene la ventaja que permite aplicar nutrientes en los momentos de mayor demanda, incorporándose al cultivo en forma más rápida.
La fertilización foliar se está convirtiendo
de manera sostenida en una práctica atractiva para los productores, porque,
integrada a otras prácticas agronómicas, se orienta a la corrección de
deficiencias nutricionales, favoreciendo el desarrollo de los cultivos y
mejorando el rendimiento y la calidad del producto. Si bien no sustituye a la
fertilización tradicional, representa un respaldo para optimizar y satisfacer
los requerimientos de nutrientes de un cultivo que no pueden abastecerse
mediante la fertilización del suelo. Su ventaja es que permite ofrecer al
cultivo los nutrientes necesarios en estados críticos, cuando la demanda
nutricional es alta.
MIST-Prado® es una dispersión de nanopartículas minerales especialmente formulada para
nutrir pasturas y leguminosas. Posee una
adecuada concentración en nutrientes principales, secundarios y micros que son
esenciales para el crecimiento y desarrollo de estructuras radiculares como son
el calcio, magnesio, azufre, nitrógeno, fosforo y silicio, además de trazas de
boro. Si bien es una herramienta que puede utilizarse en múltiples situaciones,
es especialmente eficiente en pasturas y leguminosas, cuando la pastura se
encuentra en activo crecimiento luego de un corte.
Las ventajas operativas de este tipo de fertilizantes,
son varias, como no depender de una alta humedad en el suelo, la posibilidad de
optimizar costos, aplicándolos junto con tratamientos de herbicidas, fungicidas
o insecticidas, y un ahorro importante en logística y transporte. MIST-Prado®
viene en presentación Bag in Box de 15 litros, que permite armar un pallet
estándar de 56 unidades (840 litros), fácilmente transportable en camioneta y
cuyo rendimiento permitirá cubrir hasta 420 hectáreas.
Eficacia a campo
Un ensayo realizado la Estación Experimental Agropecuaria de INTA Manfredi, Córdoba, buscó evaluar la producción de biomasa en cantidad y calidad, sobre un cultivo de alfalfa grupo 9, variedad Traful PV INTA Palo verde bajo, la aplicación de MIST-Prado®. Con el cultivo implantado en marzo del 2021 se aplicaron dos tratamientos: Testigo: alfalfa sin fertilizar y MIST-Prado®: alfalfa con fertilizante, a razón de 2 l/ha luego del segundo, cuarto y sexto corte. Se evaluó el ciclo de crecimiento desde el 18 de noviembre de 2021 hasta el 30 de junio de 2022. En octubre a los 200 días de la siembra se realizó el primer corte, y luego se efectuaron en promedio cada 35-40 días o 520 °GDA, realizando el cuarto corte a los 768 °GDA.
Los resultados determinaron que la producción de biomasa aérea acumulada
fue un 16% mayor en el tratamiento con fertilización foliar, alcanzando en
promedio 24000 kg MS ha-1 mientras que el Testigo logró 20500 kg MS
ha-1. En cuanto a la producción por corte, MIST-Prado® alcanzó una producción
mayor con un promedio un 30% sobre el testigo en el 1er corte luego de la
aplicación.
Biomasa aérea (kg MS ha-1) por corte para un cultivar de alfalfa GR9 durante el primer ciclo de crecimiento y dos tratamientos de evaluación; sin fertilización: Testigo y con fertilización foliar: MIST-prado. Ensayo realizado en EEA INTA Manfredi 201-2022. Las barras verticales son valores promedios ± el error estándar de la media. Letras mayúsculas distintas en sentido vertical denotan diferencias significativas entre tratamientos en cada corte (p<0,10). Las flechas negras indican el momento donde se aplicó el producto MIST-prado, es decir luego del segundo, cuarto y sexto corte.
Biomasa total acumulada (kg MS ha-1) durante
el ciclo completo de la alfalfa: 16% de aumento en rendimiento.
El potencial de Argentina para el aumento en superficie o producción de pasturas consociadas es enorme, atentos a una demanda mundial en crecimiento. Alcanzar el máximo rendimiento y calidad de la producción, solo es posible bajo un plan eficiente de fertilización equilibrada y completa que aporte a la pastura los elementos necesarios para alcanzar su máximo potencial genético. El plan de fertilización debe considerar todos los nutrientes, a fin de lograr una fertilización balanceada, ya que el rendimiento potencial está limitado por cualquier nutriente que se encuentre en deficiencia.